Deleite de muchos es esta plaza, con sus soportales y el castillo de fondo.
Se trata de una plaza porticada cuyos soportales están formados por filas de columnas de madera y piedra que cargan en zapatas y pilares de piedra.
El techo lo forma el forjado de la planta superior de las casas adyacentes, apoyado en vigas de madera que se sustentan en las propias columnas.
Antiguamente la plaza tenía otra superficie. La entrada sur la formaban la Iglesia de Santiago a la izquierda y el Palacio Episcopal a la derecha y desde aquí se extendía hasta lo que es ahora el Ayuntamiento. Sin embargo el Palacio ha sido absorbido por construcciones posteriores reduciendo la extensión de la plaza
También ha contado en el pasado con un kiosco de músicos donde la banda municipal deleitaba a los transeúntes. En la plaza se encuentra el Ayuntamiento, con su reloj en lo alto, que después de muchos arreglos a lo largo de los años, cuenta las horas con nuevas melodías, entre ellas, el himno de Turégano
Desde hace muchos años esta plaza se convierte en coso taurino en las fiestas de la Villa. Se construye en agosto de cada año una plaza rectangular de madera que se llena de arena para celebrar los festejos taurinos. Son los famosos «tablaos» que forman las barreras para los toreros y las gradas para el público.
Esta plaza porticada es cobijo de las orquestas que vienen a tocar, del mercadillo de los sábados y en general de cualquier evento importante que se haga en la Villa.