Las fiestas grandes de la localidad se celebran el primer fin de semana de septiembre, en honor al Dulce nombre de María.
El Viernes se clausura la Semana Cultural de la villa, años atrás con bailes regionales y actualmente con un certamen de dulzainas en el que participan las mejores dulzainas de la provincia. Por la noche, y al son que toca la orquesta, se baila y se disfruta la víspera del día grande, la reina y las damas de la fiesta se presentan en sociedad, se entregan los premios de las competiciones deportivas que hubo durante la Semana Cultural y las charangas empiezan a animar las calles
El Sábado, a las ocho de la tarde, el excelentísimo Alcalde de Turégano, desde el balcón del Ayuntamiento, nombra oficialmente a la reina y damas de las fiestas y presenta al pregonero mayor. El pregón es escuchado por todo el pueblo que se encuentra en la plaza porticada, plaza que se viste de colores con los trajes de peña de todos los jóvenes que allí se dan cita. Tras el discurso, el Sr. Alcalde pronuncia la frase mágica tan esperada de: «Tureganenses, las Fiestas han empezado», quedando inauguradas las fiestas con repique de campanas y disparo de cohetes. Los jóvenes descorchan botellas de sidra y hacen que el líquido espumoso salga con fuerza y que parezca por un momento que cae lluvia del cielo.
A continuación, todo el pueblo como si de una procesión se tratara, camina en el desfile para visitar las peñas, acompañados de gigantes y cabezudos que son el deleite de los pequeños. En el recorrido se cata la limonada y la bollería casera que algunas peñas ofrecen mientras se baila y canta al ritmo de la música de la banda. Un buen ejemplo de estas peñas es la de El Bronx, la más grande de la villa y la que más participa y anima los festejos. Por la noche todos se encuentran en la plaza para disfrutar de la verbena popular hasta altas horas de la madrugada.
El Domingo es el primer día de encierros. Por la mañana temprano un pasacalles toca Diana. Después de la misa y de la procesión, se sueltan los astados en el tradicional encierro que transcurre por las calles de la villa hasta que llegan a la plaza mayor, convertida en parte estos días en coso taurino. Tras la probadilla, la gente se va a «tomar el vermú» por todos los bares. Por la tarde se disfruta de una becerrada para los mozos y por la noche continua la fiesta con la orquesta y las charangas.
Desde las fiestas del 2005, previo a los encierros tradicionales, se corre el encierro infantil, pensado para los más pequeños, cuenta con gran aceptación entre todos los públicos, los niños se lo pasan a lo grande cantando a San Fermín y corriendo delante del toro de cartón-piedra preparado para la ocasión en una carretilla, y los mayores disfrutamos de como corren y se divierten. El toro de pega es portado por miembros de la peña el Bronx, aunque también ayuda más gente de forma espontanea. En 2006 se hizo un nuevo toro de cartón-piedra y se les colocó una pequeña bomba de agua para que el toro eche un chorro por la boca, haciendo más entretenido y emocionante el encierro.
El Lunes y Martes después de la Diana, se celebran los tradicionales encierros a eso de las doce del mediodía, seguidos de la probadilla. Por la tarde continua el festejo con sendas corridas sin picadores en las que se lidian tres toros cada día. Después se sueltan dos vaquillas para los mozos que se atrevan. Por la noche, como días anteriores hay baile hasta altas horas de la madrugada.
Hasta hace relativamente poco tiempo, el Miércoles se descansaba hasta por la tarde que había bailes regionales y por la noche se echaban los últimos bailes con la orquesta hasta las próximas fiestas. El siguiente Sábado se celebraba una caldereta popular, evento que actualmente se celebra el mismo Martes de fiestas. Carne guisada de becerro, pan, sangría, plato y cubierto… la gente se reúne en la explanada del Castillo, con dulzaina y tamboril, para despedir las fiestas patronales hasta el próximo año.